La motivación, clave para favorecer una educación basada en valores

¿Es posible educar sin establecer pautas basadas en premios y castigos? ¿Son los reconocimientos o los reproches herramientas útiles en contextos educativos? Estas son algunas de las preguntas e ideas que exploran Jorge Bucay y Demián Bucay en su nuevo libro, Padres e hijos, herramientas para cuidar un vínculo fundamental (Grupo RBA).

La manipulación y la autoridad son dos de los elementos que suelen estar muchas veces presentes en el ámbito familiar y escolar a la hora de educar. ¿Por qué? Pues porque ambas opciones resultan, en ocasiones, rápidas y sencillas de aplicar. Estos estilos educativos se plasman en frases cortas del tipo “porque lo digo yo” o “estás castigado” e, incluso, en ocasiones, se reproducen en forma de violencia física, gritos o amenazas.

Educar sin aplicar este tipo de conductas por parte de los adultos es un reto al que cuesta sumarse, ya que comprende ciertos aspectos que pueden ser costosos para aquellos que deben poner en práctica el ejercicio de la educación, es decir, para los adultos.

En su nueva obra, Jorge Bucay, reconocido psicoterapeuta y escritor, y su hijo Demián Bucay, cuentan su visión y su opinión sobre los valores en los que debe asentarse la educación. Todo ello con el fin de conseguir que los niños se conviertan en personas libres, autónomas y que, sobre todo, durante su infancia y adolescencia entren en contacto con la motivación, esto es, puedan aprender a identificar las razones por las que elegir la mejor opción para sus vidas.

Estas razones quedan fuera del deber, de la imposición y de la obligación muchas veces emitida por los padres. Son razones objetivas, lógicas, reales y comprobables. Son razones que los padres deben explicar a los hijos en un momento dado, traspasándoles esta información que les permitirá tomar consciencia de la situación y que les ayudará a decidir por sí mismos lo que es mejor para ellos.

Bucay defiende así un estilo de paternidad que guía, enseña y motiva. Se trata de un estilo basado en cuatro aspectos fundamentales: dedicación, comunicación, interés y motivación. Estos elementos dibujan el contexto educativo como un espacio donde padres e hijos tienen la oportunidad de pasar tiempo juntos, de compartir experiencias y de entenderse mutuamente. Se trata de cambiar esquemas clásicos de autoridad del tipo “Si haces A, yo te haré B” (si comes más chocolate, te castigo) por un planteamiento que apela a la lógica y a la comunicación “Si haces A, lo más probable es B” (si comes chocolate, lo más probable es que te duela la barriga).

Este esquema comunicativo favorece la comprensión y el razonamiento por parte de los niños, contribuyendo a aumentar sus conocimientos, su autoestima y su confianza. Y, en aquellos casos en que, por la razón que sea, los hijos toman una decisión o un camino equivocado, Bucay apuesta por concederles la oportunidad de equivocarse y de aprender la lección a través de la propia experiencia, porque, en palabras de Jorge Bucay “motivar es lograr que el otro quiera y elija lo mismo que yo”.

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