En el campo de la ingeniería, se conoce como resiliencia la capacidad que tiene un cuerpo de volver a su forma original tras haber estado expuesto a una fuerza o resistencia externa. En los últimos años, este concepto se ha extendido y trasladado al ámbito de la psicología y el desarrollo personal para referirse a la capacidad que tenemos las personas de sobreponernos a sucesos traumáticos, superarlos y salir fortalecidos de dicha experiencia.
Se trata de un término cada vez más extendido pero -una vez comprobado que en mi entorno de amistades hay personas hiperesilientes y otras que desconocen su significado- me he decidido a escribir este post porque es una de las cualidades que más valoro en las personas, puesto que la considero un recurso muy útil para hacer frente a cualquier tipo de adversidad, incluídas las que suelen encontrar los emprendedores a la hora de impulsar un negocio.
Además, hace unos días tuve la oportunidad de tratar este tema en el programa de No solo cine en las ondas, donde compartí con mis compañeros Jose López Pérez, director del programa, y Helena García, editora del programa y amiga, mis tres películas favoritas para trabajar la resiliencia desde el sofá, sobre las que hablaré también en este post.
Si quieres, puedes escuchar el programa completo de No solo cine en las ondas aquí, donde a partir del minuto 18 comentamos algunas películas ejemplos de resiliencia, así como algunos consejos para desarrollarla.
Victor Frankl, padre y ejemplo del concepto de resiliencia
Uno de los primeros autores que hace referencia a la idea de resiliencia es el psicoterapeuta vienés Victor Frankl, de quien ya he hablado en otros posts, puesto que comparto muchos de los principios de su ideología humanista.
Conocí la historia de Viktor Frankl cuando tenía unos once años. En clase leímos una de sus obras maestras “El hombre en busca de sentido” y desde entonces se ha convertido en uno de mis libros favoritos. Agradezco haberlo descubierto a una edad tan temprana como para que sus ideas cuajaran en mí y me acompañaran durante muchos años y en muchos momentos de mi vida.
Frankl fue un neurólogo y psiquiatra austriaco que sobrevivió en varios campos de concentración nazis durante la segunda guerra mundial. De sus vivencias y de la observación que realizó en dichos campos, concluyó que las personas que tienen más probabilidades de sobrevivir son aquellas que dan, buscan, tienen y/o encuentran un sentido a su vida.
Esta premisa es la base de la corriente filosófica que Frankl fundó, conocida como logoterapia, y que expone que toda vida, por adversa que sea, tiene algún sentido. La logoterapia así pone el foco en la responsabilidad que tenemos todos y cada uno de nosotros de crear nuestra propia vida y nuestra propia historia según como interpretemos los acontecimientos que nos suceden.
Según Frankl, “una experiencia traumática es siempre negativa, pero lo que suceda a partir de ella depende de cada persona. En la mano del hombre está elegir su opción, que o bien puede convertir su experiencia negativa en victorias, la vida en un triunfo interno, o bien puede ignorar el desafío y limitarse a vegetar y a derrumbarse.”
Se trata de entender y practicar que, ante accidentes, catástrofes, malas noticias, desgracias o problemas, no existe una única respuesta o una única actitud a adoptar. Si bien es importante no minimizar el problema, una vez analizada la situación, aceptada y entendida, la actitud que tomemos ante ella va a determinar nuestras acciones y por ende va a marcar el rumbo de nuestros siguientes pasos y, con ello, nuestro futuro.
Así pues, tenemos en nuestras manos la posibilidad de decidir, sean cuales sean las circunstancias, como queremos vivir, como víctimas de las mismas o como parte responsables de crear nuestra actitud ante ellas.
¿Cómo desarrollar la resiliencia?
La resiliencia es una cualidad que se puede practicar a lo largo de nuestra vida. Es más, las experiencias que vivimos nos ayudan a poder desarrollarla, adoptando una actitud serena y afrontando la realidad con espíritu de superación y de cambio.
Algunos recursos para ser más resilientes en nuestro día a día son:
1.Trabajar la autoestima: la autoestima es clave en los procesos de desarrollo personal. En los momentos complicados, una autoestima fuerte es fundamental para superar las dificultades y seguir adelante. Tener un buen concepto y buena
autoimagen de uno mismo nos permite desenvolvernos con mayor seguridad y efectividad.
2.Desarrollar la autoconfianza: igual que en el caso de la autoestima, creer en uno mismo y en nuestras capacidades personales facilita que podamos tener recursos para gestionar las situaciones difíciles.
3.Observar y analizar la realidad con objetividad: hacer una interpretación realista de lo que nos sucede, evitando tanto minimizar como exagerar los acontecimientos, ayuda a otorgar a cada circunstancia la importancia que merece y, con ello, a distribuir correctamente nuestros esfuerzos para solventarla.
4.Practicar un diálogo positivo: en lugar de colocarnos en el papel de víctima y lanzarnos mensajes de autocompasión o mensajes negativos, adoptar utilizar un lenguaje positivo es clave para favorecer la resiliencia y superar la adversidad. En este otro post hablo sobre la importancia del lenguaje como instrumento para generar cambios positivos e incluyo un vídeo ejemplo de lenguaje constructivo.
Tres películas para trabajar la resiliencia
Junto a estos, hay muchos otros aspectos que contribuyen a desarrollar nuestra capacidad de reponernos a los sucesos traumáticos o negativos. Además, existen miles de historias reales de personas que son un ejemplo de resiliencia y que han sido llevados a la gran pantalla.
Así que si queréis trabajar la resiliencia desde el sofá, os dejo tres películas que cuentan la historia de personas que han actuado con fortaleza ante los acontecimientos de su vida, cogiendo las riendas de la misma y afrontando los problemas con una actitud optimista, positiva, valiente e incluso original y creativa.
1. Intocable: este film francés, inspirado en una historia real, cuenta parte de la vida de Philippe, un aristócrata tetrapléjico que ante los ojos de su familia y entorno cercano es una persona impedida, por lo que tienden a tratarlo con compasión, protección y pena.
Sin embargo, la compañía y el atrevimiento de su cuidador -un joven inmigrante- junto con la capacidad del protagonista para aceptar y superar sus limitaciones físicas, demuestran como la historia de Philippe acaba convirtiéndose en la de cualquier persona normal, eliminando las limitaciones mentales y superando día tras día la adversidad.
2. En busca de la felicidad: esta bonita película protagonizada por Will Smith y por su hijo, Jaden Smith, es otro ejemplo llevado al cine de una historia personal de superación, lucha y resiliencia. Will Smith interpreta a Chris Gardner, un emprendedor que fracasa en su proyecto, vive una situación de penuria económica y es abandonado por su mujer. Ante ello, se esfuerza cada día por conseguir un trabajo que le permita seguir adelante y mantener a su hijo.
El film cuenta cómo día tras día el protagonista acumula fracasos, negativas y dificultades. Pero todo ello no es suficiente para que desista de su objetivo y afronta cada día como un reto, con esfuerzo e ingenio, consiguiendo así alcanzar su meta y construir una nueva vida.
3.La vida es bella: muy similar a la experiencia de Victor Frankl, esta maravillosa película dirigida y protagonizada por Roberto Benigni narra la historia de una familia que es trasladada a diferentes campos de concentración de la Alemania nazi. En tan difíciles circunstancias, el padre de familia, se esfuerza por hacer de la vida en el campo un juego cada día, con el fin de aliviar a su hijo del trauma que supone vivir dicha experiencia.
La cinta, que ganó tres Oscar, al mejor actor, mejor película extranjera y mejor banda sonora, nos muestra que cuando tenemos algo por lo que luchar, una motivación o un sentido en nuestra vida, podemos sobreponernos a los acontecimientos negativos, desarrollar nuestra resiliencia y seguir hacia adelante.
Y es que, como dice la película:
“La vida a veces duele, a veces cansa. A veces hiere, no es perfecta, no es coherente, no es fácil, no es eterna, pero a pesar de todo la vida es bella”
Maravilloso Viktor Frankl. Estoy muy de acuerdo con él en la adaptación a la situación. Y especialmente a su énfasis en la preservación del yo y la humanidad incluso en las peores condiciones.
Muy interesante! Desarrollar nuestra capacidad de resiliencia es muy útil para afrontar las situaciones del día a día y adaptarnos a ellas. Gracias por los tips! Uno de los que más voy a aplicar es el tercero: Observar y analizar la realidad con objetividad. A menudo nos dejamos ir por las emociones del momento y se desdibujan los acontecimientos… Pararse un momento y reavaluar objetivamente es importante! Gracias!
Hola Núria! Me alegro de que te guste el post y te haya aportado alguna herramienta para poner en práctica en tu día a día. Equilibrar la emoción y la razón es la clave de la inteligencia emocional y de nuestro bienestar, así que te felicito por el consejo que has elegido y te animo a ponerlo en práctica desde ya! Gracias a ti por pasarte y dejar tu opinión! 🙂
Muy buen post! Afortunadamente el término resiliencia es cada vez más conocido y puesto en práctica, de algún modo parece que hasta se esté poniendo de moda! Personalmente opino que la capacidad de superación de forma positiva es inherente a las personas, igual que la de adaptación al cambio; pero nos falta práctica, ya que el patrón de comportamiento a la hora de hacer frente a las adversidades, generalmente no ha sido el más adecuado desde nuestra infancia. Es importante que a veces nos recuerden que tenemos esa capacidad y nos hagan reflexionar sobre ella, gracias!
Gracias por tu comentario Leticia!Si, es importante recordarnos que tenemos la capacidad de resurgir y también adaptarnos a todas las circunstancias! Un abrazo y gracias por pasarte por el blog!