Ante la vuelta al trabajo, hay algo que podemos hacer más allá de lamentarnos y añorar los días de playa. Realizar algunos sencillos ejercicios corporales y mantener una actitud positiva pueden ser grandes aliados para plantar cara al temido síndrome postvacacional que afecta a nuestro cerebro de forma natural.
Entrando ya en septiembre, vamos dejando atrás dos de los meses más anhelados del año, julio y agosto, en los que suelen concentrarse para muchos las esperadas vacaciones. Unos días en los que cada uno elige, en función de su presupuesto o de sus prioridades, opciones tan variadas como desgastarse los zapatos recorriendo ciudades nuevas o desgastar la toalla de playa y la colchoneta. La elección es lo de menos, pero sí hay algo en lo que coinciden muchas personas después del período vacacional, es en observar algunos cambios más o menos visibles a la hora de volver a la rutina laboral. Son los cambios provocados por el estrés postvacacional.
Muchos de nosotros nos hemos autodiagnosticado más de una vez este tipo de estrés. Nos lo notamos. Sentimos el peso de las tareas del día como si fuera un lastre que no podemos arrastrar, encaramos los encargos y los temas pendientes con una motivación a ras de suelo y sentimos un cansancio físico que no responde a ninguna explicación lógica. Estos síntomas, unidos a la añoranza de los días de descanso, nos hacen darnos cuenta enseguida de lo que nos pasa y no tardamos en ponerle algún nombre parecido a estrés, depresión o síndrome postvacacional.
¿Qué es el estrés postvacacional?
Se trata de una respuesta natural de nuestro cuerpo para adaptarse después de un período de descanso a las características y necesidades del entorno de trabajo y que nos obliga a activar y/o reactivar nuevas funciones de nuestro cerebro y organismo.
Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), cerca del 35 por ciento de los trabajadores de entre 25 y 40 años sufren de este tipo de estrés. Diversos estudios señalan que estos síntomas aparecen cuando los efectos positivos de las vacaciones empiezan a desvanecerse, aproximadamente a las dos semanas de la vuelta a la rutina laboral.
No sé si a vosotros os pasa pero yo, durante los primeros días a la vuelta de las vacaciones, tengo la sensación de que en mi entorno de trabajo todo está ralentizado cuando, en realidad, creo que es mi cerebro que funciona más despacio, más lento. Al cerrar los ojos, o quizás sin cerrarlos, puedo traer a mi mente las imágenes de la última playa en la que estuve, la sonrisa de una persona con la que crucé algunas palabras e incluso puedo llegar a revivir la sensación de descanso y desconexión de los mejores momentos del verano. Por unos breves instantes, el cuerpo y la mente se trasladan a otra dimensión aún estando en la oficina o iniciando una reunión.
Pero, a medida que van pasando los días, la conexión con aquellos momentos de paz se va haciendo menos frecuente y cada vez nos encontramos inmersos en las tareas frenéticas que nos exige el día a día en la oficina, en casa o en nuestra rutina diaria y sensaciones como la ansiedad o el agobio vuelven a aparecer en nuestra rutina.
¿Cómo prevenir y combatir el síndrome de la vuelta al trabajo?
Por suerte, existen algunos trucos que pueden ayudarnos a hacer perdurar los efectos positivos de las vacaciones. Por si la vuelta se os está haciendo dura, aquí os dejo algunos que yo misma he probado y que puedo decir que me funcionan.
- Colgar una foto o cualquier otra imagen que nos haga recordar los buenos momentos del verano en algún lugar visible es una manera sencilla que nos ayuda a trasladarnos y recuperar el estado de ánimo de las experiencias positivas vividas. Evocar imágenes a través de la mente o de los sentidos es un sistema de anclaje ampliamente utilizado en psicología para asociar un estímulo sensorial con un estado interno. Se consigue así llevar la consciencia a un momento ya pasado que queremos recuperar, aunque sea por unos instantes. Yo cuelgo mis fotos favoritas del verano en la nevera y ¡os aseguro que funciona!
- Compatibilizar la vuelta al trabajo con alguna actividad física o de ocio que nos permita apartar nuestra mente de las tareas del trabajo es también muy recomendable. Este tipo de prácticas ayuda a disminuir el nivel de cortisol asociado al estrés, a cambio de aumentar la producción cerebral de la serotonina y la dopamina, sustancias químicas que segrega el cerebro al realizar ejercicio físico y que reducen la ansiedad y la depresión. La escalada, por ejemplo, sería una de mis sugerencias.
- Favorecer la sincronización de los hemisferios cerebrales mediante algunas sencillas actividades es otro de los trucos que nos pueden ayudar a mitigar los efectos postvacacionales. Sincronizar los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro permite que éste se restablezca ante una situación que se procesa como disfuncional. Según la psicóloga Natalia Pomar, basada en la técnica Sincronización de Hemisferios Cerebrales (SHEC) de M.Hernando, ,la activación alternada de ambos hemisferios produce efectos positivos, ya que aumenta la calma, la productividad, la creatividad y la memoria y atención. ¿Cómo conseguir algo que en principio suena tan difícil? Mediante actividades sencillas como la meditación o la realización de actividades creativas y ejercicios como la respiración alterna por los dos orificios, intercalar movimientos de la partes derechas e izquierdas de nuestro cuerpo o fijarse en un objeto tapando y destapando uno y otro ojo consecutivamente. Todos estos sencillos ejercicios favorecen la lateralidad de los hemisferios y se consigue así procesar o solucionar mejor las situaciones a las que nos enfrentamos, haciendo desaparecer además el malestar corporal y emocional.
- Por último, mantener una actitud optimista y positiva ante la vuelta al trabajo es otro factor fundamental para hacernos a nosotros mismos más llevadero este pequeño trance.
Os aseguro que soy de esas personas que disfruta al máximo de los días de descanso y vacaciones y que, en más de una ocasión, se me ha hecho casi traumática la vuelta al trabajo, pero he aprendido que recae en uno mismo facilitarse ese trago y volver a la rutina con alegría y, ¿por qué no?, con una gran sonrisa.
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Muy buenos consejos! Intentaré aplicarlos jeje
Que articolo bonito. Regresar a lo que se hace antes de las vacaciones no es facil. Todo lo que has escrito lo confirmo